Semana corta donde las haya porque he podido estar poquitas horas en el centro pero me sigo sorprendiendo y eso que considero que soy una persona difícil de sorprender.
Tras intentar cerrar la unidad de trabajo que impartí y dar las notas, me encontré con un aprobado general exceptuando alumnos que no acudieron a realizar el examen, obviamente (pensaba que no iba a ser necesaria una recuperación pero parece ser que los milagros no existen). Las notas por lo general son bastante altas y creo que han comprobado que pese a las quejas por salir de la rutina, una evaluación basada en esfuerzo y aprendizaje en lugar de memorización, da sus frutos.
He podido comprobar que hay dos perfiles: los conformistas con el 5 porque saben que de protestar la nota puede ser más baja y los que se sorprenden de notas tan altas (como por ejemplo un 8) porque no están acostumbrados. De hecho una alumna llegó a decirme ¿No puedes quedarte hasta final de trimestre?.
Me empiezo a sentir como una más cuando acuden a la sala de profesores a buscarme y preguntarme el típico ¿tienes ya las notas? cuando no han pasado ni 48 horas desde la entrega del último trabajo de la unidad.
Además ahora también me acechan por el pasillo porque andan involucrados en el proyecto de un vídeo que tendrá un gran peso en la segunda unidad que les voy a impartir y parece ser que al menos se preocupan porque quede bien y cumpla con los criterios que les pedí.
Además de finalizar con la unidad y preparar la siguiente he podido entrar a algunas clases en las que se sigue impartiendo sistema neuroendocrino y me gustaría compartir la actividad que he hecho con ellos para que puedan aprender el sistema simpático, que se basa en contarles una historia de amor en la que las risas nerviosas no han faltado:
El otro día me encontré a Adrián (aquí los alumnos ponían el nombre de su pareja por regla general) y mis ojos se dilataron como si hubiera visto a John Kortajarena (aquí los alumnos ponían el nombre de un famoso que les atrajera sexualmente), se me quedó la boca más seca que un estropajo. Noté como si el corazón empezara a palpitar como si estuviera en los carnavales de Rio...Tuve que coger aire para poder asimilar tanta emoción.
Adrián me miró y fue como si el estómago se me encogiera y de momento noté como si me hubiera hecho pis...Bueno no lo noté, ¡me hice pis encima! y Adrián empezó a reírse...Fin de nuestra historia romántica.
No sé si se divertirán la mitad que yo, pero desde luego que lo tenía claro y lo sigo teniendo...Pienso intentar aprovechar cada minuto de mi estancia en el instituto porque no sé cuando volveré a ponerme delante de los chavales y a poder compartir todas las ideas que tengo para intentar darle un toque personal al temario.